jueves, 5 de febrero de 2015

Moo

Moo me enseñó de los mundos pequeños,
del potencial infinito de la gota de agua,
de los triángulos que hacen esquina
para negarse al círculo,
del abrazo completo y las sonrisas sinceras.

Nos reconociamos en nuestra torpeza simple
del mundo alejados para ser aburridos,
para así poder divertirnos.

La dejaba trazando en su espacio
para encontrarla en el mismo sitio
de su mano la tinta y camino
donde encendía sus ojos.

Le quité el terror al contacto,
acaricié al gato erizado agazapado en su cuerpo.
Le hablé del silencio y los mundos complejos
del camino de la contradicción,
le puse el espejo ante sus ojos y así
descubrió la dimensión profunda de ellos.

Al final la dejé en el camino del corazón roto,
no podía ser de otra manera, la dejé,
empezó a vivir, la dejé sin mí...
Ahora solo deseo, que no se olvide mirar
con "ciertos ojos"...