jueves, 28 de enero de 2010

Fumaplomo


El sol despunta a toda asta en el puerto, sus rayos atraviesan como espadas de luz el cristal del camión que lleva a Andrés a su primer día de trabajo. Entrar a trabajar a mediodía no es del todo un buen horario, por que tu tiempo libre se divide en los dos polos extremos del reloj y no te alcanza para otra cosa mas que para levantarte tarde y almorzar sin prisas.

Por fin las constantes presiones de su madre para que él estudiara la carrera de ingeniería electromecánica daba sus primeros frutos. Andrés se encuentra en dirección a su nuevo empleo como Ing. Jr en la empresa coreana fumaplomo.

Aunque a decir verdad nunca le ha resultado desagradable ser un desempleado, ya que según su pensamiento, la ociosidad es el parque de diversiones de su turbada imaginación y la madre de toda filosofía según su escritor favorito. Pero ahora las cosas son distintas dado que es un hombre recién casado y aunque su mujer es tolerante, lo terminó sacando a punta de escoba para hacerlo caminar por la cuerda floja del mundo laboral, del circo monocromático de zapatos y etiqueta. Aún así Andrés esta contento, ya que a pesar de él encontró empleo.

La única ventaja de su nuevo horario es que no hay mucho tráfico y el transporte público va con la pecera medio vacía, así que se puede sentar sólo en un asiento para dos y no sentir amenazado su pensamiento por algún extraño que le respire al lado.

A mitad de trayecto aborda el autobús Ana, una mujer de 30 años que se vio obligada a tomar el camión después de mucho tiempo de no hacerlo, esto debido a que su auto por fin le increpo un tune-up postergado a lo largo del año. Habiendo tantos lugares vacíos, incluso de dos asientos, Ana decide sentarse al lado de Andrés. Lo cual lo confunde un poco. Pero pronto hace que en su rostro se dibuje la sonrisa que vaticina una de sus diabluras.

Inmediatamente comienza a observar a Ana, que si bien es una mujer muy guapa, no es una mujer del todo hermosa a los ojos de Andrés. Ana es del tipo de mujeres que usa ropa que te grazna en los ojos la marca de su diseñador, viste pantalón tipo mamasita que deja entrever el corte de la braga que cubre su monte depilado y su trasero de gimnasio. (Aspecto que sí es del todo hermoso ante los ojos de él), evidentemente es una mujer moderna, independiente, aunque su madre sea su mejor amiga.

Andrés es el tipo de hombres que piensa que, en cuestión de costumbres e ideologías, las mujeres entre más parecidas a los hombres mejor. Y que aquellas que se tiñen rayitos son mujeres frívolas, compradoras compulsivas, producto de una estrategia del estado capitalista y la influencia yankee.

A pesar de eso, las manos de Ana llaman fuertemente su atención y es que en verdad las manos de ella son bellísimas como esculpidas por artesanos griegos y con manicure en el salón de Pool. Ese par de bellezas de cinco dedos son la bandera de salida para el juego de Andrés.

Tienes unas manos muy hermosas, le dice con voz cálida y serena, ella responde con un sólido “lo sé”, arquea la ceja y se ríe. El también sonríe guarda silencio y se coloca sus audífonos. Ana se consterna un poco, espera un par de oraciones más que le prendan veladoras a su virgencita vanidad. Pero él no dice nada. Así que ella rompe el silencio y le pregunta ¿Qué escuchas? Arjona, responde, (cuando realmente escuchaba a Serrat), ella replica que le encanta Arjona que es muy romántico y que las letras de sus canciones son muy profundas. El le cuenta que fue a verlo a su último concierto en la ciudad. Un “nootecreoo” agranda la expresión de los ojos de Ana y efectivamente Andrés no mentía, si acudió a dicho evento, el muy tonto perdió una apuesta con una sobrina.


Una vez que Arjona los colocó en el canal del amor, donde Andrés ya no era Andrés si no Rubén Darío, ella le hizo saber que estaba cansada de los hombres machistas, controladores, infieles y borrachos. Mientras ella habla él piensa en la increíble cantidad de información que te puede dar un desconocido. Andrés siguió con su estratagema, le platicó que era un océanologo apasionado que buceaba en la profundidad de la bahía, recolectando muestras de plantas marinas en peligro de extinción, nadando con calamares gigantes y fotografiando arrecifes hermosos que eran muy parecidos al brillo de sus ojos, constantemente hacia comparaciones de este tipo, “los hoyitos de tus mejillas me recuerdan a la ternura de los delfines azules” “las medusas cuando les da el sol se ponen tornasoles como las pupilas de tus ojos” ella se regocijaba con sus historias y los halagos mientras admiraba aquella sensibilidad con la que describía los atardeceres del océano para después rescatar alguna vaquita marina enredada entre las redes de los cazadores furtivos japoneses. Además se lo imagino en traje de buzo y recordó el físico de los nadadores olímpicos. Ella prefirió omitir que era ingeniera industrial, un trabajo tan gris probablemente asustaría o aburriría a un hombre tan intrépido como Rubén Darío. Las miradas enredadas en el espacio entre ellos se hacían más constantes, la tenía completamente embaucada, suspirándole en sus narices. Mirándole constantemente a los labios. Hasta que un par de cuadras antes de bajar del camión, Andrés decidió terminar la faena y olvidarse de Ana, le pide su teléfono para no marcarle nunca y ella sin tener una pluma o lápiz disponible, opta por darle una tarjeta de su trabajo:

Ing. Ana Cazorla S.
Supervisora de Ingeniería De fumaplomo

6465132120


Él se queda frío, inmóvil como coral del arrecife que nunca ha visto a excepción del National Geographic, ella anticipa su parada al chofer, le toma la mano a Rubén Darío, (el viejo Andrés), se despide y le da un beso lento en la mejilla color obsceno y cuando se retira, ella le suelta la mano muy lentamente, pero el continua impávido mientras recuerda el día de su contratación, cuando el gerente de Recursos humanos de fumaplomo le dio la instrucción de presentarse el lunes con la Ing. Cazorla su nueva supervisora de área.

2 comentarios:

marco dijo...

No sabia que apostabas y aceptabas como castigo el ir a ver a Arjona... Saludos, perrin; gud lok.

Neural Crash dijo...

Yo no, pero el compa Andrés, simonky, ¿De eso se trata todo esto no? jaja saludos perrin