sábado, 19 de junio de 2010

...

Cuando una mujer se lleva su amor consigo

y mi corazón es repatriado

recurro a la tierra por consuelo

primera mujer

madre de todas las madres

voy al mar vagina de espuma

a escuchar su rugido en calma

consejos colmados de silencio

meto los dedos en la arena

en esa mujer erosionada

para sentir todas las siluetas

y todas las caricias

camino hacia los riscos y veo

que detrás de mi vienen ellas

detrás de mi las huellas

de frente ninguna y esta cualquiera

desbordo el miedo y mi pasado

con cínica sonrisa a lo desconocido

para caminar al frente siempre al frente…

Noc noc toco a tu puerta, lamo tus ventanas,

desvencijo mi nausea de estos últimos días

que mi apeste no me aleje de tu dulce,

de tus ojos ovalados,

pido posada en el nombre del cielo

que es tu cuerpo cobijando el mío.

déjame desmoronarme en tu morada,

en tu silueta de latigo

que le pone dientes al deseo

tu eres mi casita mojada, mi santuario sumergido

yo, tu Baco submarino

deja que mis oidos anden por tu sonrisa escalonada,

canción para mi entraña, vals para mi muerte

Quiero desaparecer en tu aroma

con el que perfumas tu perfume

cuelgo mi nombre como crucifijo entre tus senos

para desaparecer contigo

alcancía de mis ojos, pedazito de muerte…

Tengo las manos encendidas
el corazón de alfarero
de los cristales rotos
haré la flor más hermosa
que hayan sentido tus ojos
y tu dolor será un recuerdo
que nos duela a los dos y
mi pecho será el lugar donde
tu lágrima arda...
Y aunque hice un intento feroz por entenderte, al final me pongo de mi parte por que cuando tu te vayas me quedaré sólo conmigo...

martes, 1 de junio de 2010

soledad madera seca


Escribo y le niego el infinito a la página en blanco. Crujen los días en el cuerpo como barca abandonada sacudida por el viento. Hace días que no me visitas y en el desierto solo hay huellas que desvanece la distancia. Se ha hecho estrecho el camino que te conduce a esta habitación sin luces. Me hago invisible en tu conciencia. En mis paredes aun restan varas de  soledad, madera seca, combustible de este último fuego que me aleja de ti. De esta mujer que desconozco de pretextos secos y sarcasmo herido. De  besos flemáticos y  despedidas insípidas. Se hace espeso el rio en donde nos bañábamos dos veces uno.

Ahora soy un hombre que  deambula herido al filo de las cárcavas abiertas de tu cementerio,  que prefiere el terror de una muerte en solitario, el dolor que se manifiesta en el cuerpo sin colgarse a una idea, las fauces del olvido royendo mi cabeza. Prefiero la lucha natural de un organismo aferrado a la vida antes que un amor tibio que camina muerto